¿Por qué Guerra? Guerra llega a mis manos por casualidad, curioseando en una feria del libro. Había leído ya otro texto de Janne Teller titulado Nada, y me había impresionado profundamente. Así que compré Guerra. Después de unas cuantas vueltas más por los puestos de libros llegué a casa, me puse un té verde, busqué un rincón confortable y empecé a leer.
No había pasado más de una hora cuando cerré el libro. Acababa de encontrar el texto que llevaba años buscando. Así de sorprendente, así de inesperado.
Y es que Guerra habla de los refugiados. En aquel momento la crisis de los refugiados abría telediarios y portadas de periódicos. Yo estaba muy conmovida por las imágenes, por las historias que relataban. Pero había algo que me conmovía más que la desgracia de quienes huían de la guerra: la pasividad europea en un primer momento y las trabas que fue poniendo después, en forma de cierre de fronteras, de campamentos destartalados, de maltrato, de abuso, en una palabra.
En aquella época muchos ciudadanos había ofrecido lo poco que tenían al alcance para ayudar. Había iniciativas de recogida de ropa y de elementos de aseo, iniciativas que pedían personas dispuestas a acoger refugiados en sus casas, ONGs haciendo campañas económicas para aumentar fondos, bomberos voluntarios que iban a rescatar lanchas… Cada cual aportaba como podía, lo que podía. Ante la desgracia, en las crisis, sale lo mejor del ser humano. Es tópico, pero es cierto.
Todo aquello era hermoso, pero no es lo que más me impresionó. Lo que me tenía desconcertada en aquellos días era la reacción contraria. Para empezar, la Unión Europea, enfrentada a la mayor crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial, reacciona tarde, reacciona cuando el problema ya es un hecho, ya existe. No es muy sorprendente, es un monstruo tricefálico de lentitud mitológica. Primero se reparten los refugiados, cada país acogerá a un número determinado. Vale. Queda bonito. Solo que no llegan. Es un gesto cosmético, años después cuando se reevalúan los acuerdos de acogida se verá que hay bastantes países que no cumplen, España, desde luego, no cumple, pero no pasa nada. Y siempre lo supieron.
Además, las fronteras empiezan a cerrarse y las condiciones de vida de los campamentos son francamente malas. Por no hablar de acuerdos vergonzosos con Turquía para que los retenga tras sus fronteras como si fueran mercancías, o de apaños tácitos con Libia y sus torturas. Es horrible. Vale. Pero, ¿esperábamos otra cosa? Europa es vieja y tiene miedo. Se cierra, se blinda. Desolador.
Fuera de la política también se empiezan a escuchar voces hostiles hacia los refugiados. Los acusan de terroristas o salen las viejas voces de “hay que ayudarlos, pero en sus casas”. Les ponen zancadillas y aplauden los cierres de fronteras. Además, son musulmanes que no se integran. Y arrastran a otros que no huyen de la guerra. Como si el hambre no fuera un motivo digno para huir. Uno de mis argumentos favoritos contra los refugiados, además de que son terroristas que vienen a atentar a nuestras ciudades, es que los que vienen no son los que peor están, que los que se quedan son pobres y no tienen dinero ni para afrontar el viaje. Bueno, las mafias se frotan las manos.
Lo que planea de fondo es una pérdida de los valores, obviamente. Donde unos ven personas que sufren, otros ven amenazas, o enemigos. Algo que, en cualquier caso, los desdibuja como seres humanos y los convierte en un objetivo para miedos y frustraciones. Cuidado Europa, la xenofobia y el fascismo se levantan de sus tumbas.
Guerra plantea una pregunta: “¿Y si te pasara a ti?”. Es un ejercicio de empatía. Dibuja un mundo al revés. Ahora TÚ eres el desarrapado. Tu país está en guerra, tu vida en peligro constante. ¿Qué harías?
Quiero poner esto en escena, trasladándole al espectador la incómoda pregunta, obligándole a ponerse en la piel del otro durante una hora más o menos. Yo lo he hecho, he hecho este ejercicio, todo el equipo lo hemos hecho. Resulta conmovedor y catártico. A veces doloroso. Pero es profundamente humano. Te invito a probarlo.
Esmeralda Gómez Souto Directora y Codramaturga de la obra Guerra. ¿Y si te pasara a ti?.
Más información: https://www.teatrodelasesquinas.com/guerra-y-si-te-pasara-a-ti/
Bonificación: Como sabéis uno de los compromisos de La Casa Escénica es una política de precios ajustados a los tiempos de crisis. Por esto, la función, estará bonificada ( descargaros la bonificación en el móvil o impresa y se os hará efectivo en taquilla).