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Presentación

En estos tiempos de zozobra social y económica, todas las mañanas nos desayunamos con la crisis, todos los días hay un político, un tecnócrata, un economista diciendo lo mal que van las cosas y los dolorosos sacrificios que hay que hacer para que no vayan peor, pero van. En estos tiempos de abatimiento general nos proponemos reclamar a Marx, a Carlos Marx, el denostado, el vilipendiado, el rematado, para volverlo a la vida y que nos cuente, modesta, sinceramente, lo que piensa sobre las cosas.

Esta obra, del recientemente fallecido dramaturgo y profesor marxista estadounidense Howard Zinn, es un alegato en defensa de una voz diferente: la de Marx que, en las palabras de Zinn, se nos muestra como ser humano cercano, esforzado y antidemagógico, alguien que busca la justicia social, que duda, pero que propone un nuevo orden mundial que no esté regido por la alienación del hombre a favor del dinero.

Escrita en los años 90 justo después de la caída del Muro de Berlín y el bloque soviético, como un sencillo intento de salvar la persona y la obra de Marx de la depauperación que suponía asociarlo lisa y llanamente a los regímenes del socialismo oriental, la obra se nos presenta hoy en día, veinte años después, como el preclaro canto de alguien que sigue explicando una gran mayoría de los males que nos quitan la tierra bajo los pies.

Hoy, pese a las paladas echadas en el intento de su desaparición, las teorías económicas marxistas explican gran parte de la última crisis y nos incitan a volver la mirada no al mito sino al hombre en su pequeño entorno familiar e idealmente revolucionario, alguien en busca de unos principios que condujeran al mundo con un criterio más justo.